El obispo Jaime Soto, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de California, emitió la siguiente declaración:
Durante esta época de Cuaresma, nosotros, los Obispos Católicos de California, invitamos a la comunidad católica y a otros californianos de buena voluntad a que ejerzan más cuidado con el uso del agua como expresión de solidaridad con las personas cuyo sustento y bienestar corre peligro debido a las condiciones de sequía extrema.
La época de Cuaresma es un tiempo sagrado y penitencial en el año litúrgico de la Iglesia, donde se reflexiona en los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto en ayuno y oración. Durante este tiempo, los católicos se unen al Señor Jesús en su lucha para vencer al poder del mal y a la esclavitud del pecado. Lo hacemos a través de la oración, el ayuno, y la abstinencia, al igual que con otros sacrificios penitenciales y obras caritativas.
Este año los californianos se encuentran realmente en un desierto al verse amenazados por una sequía tremenda. Los agricultores no tienen acceso al agua suficiente para regar sus cultivos. Los campos quedarán en barbecho. Muchos hombres y mujeres se quedarán sin empleo. Para los niños y las familias, el acceso al agua limpia y potable es inseguro. Los legisladores están batallando para crear políticas públicas equitativas que aseguren la disponibilidad del agua ahora y en el futuro para el Estado.
En este tiempo de sequía, de manera seria se nos recuerda que dependemos del Creador. Se ve amenazada la frágil relación entre nosotros y la creación que Dios ha hecho para nuestro sustento. Nuestra dignidad humana depende del acceso al agua. Esa misma dignidad se ve menoscabada cuando dejamos que este recurso valiosísimo se nos escurra descuidadamente de las manos. La creación nos ha confiado una herencia en común y eso requiere que colaboremos como administradores responsables a favor del bien común, teniendo presente de manera especial a los débiles y vulnerables. Al ir aumentando el impacto de la sequía en la economía y la salud, las personas que cuentan con recursos limitados serán las primeras que sufrirán. Las prácticas de conservación inteligentes atenuarán esos efectos. Éstas también sirven como actos concretos de solidaridad que dan vida y esperanza a otros hermanos californianos.
Durante esta Cuaresma, rogamos a Dios que abra los cielos y permita que su misericordia descienda al igual que la lluvia sobre nuestros campos y montañas. Que recibamos la gracia para conservar mejor nuestros recursos naturales y emplear nuestra energía en las obras de caridad para que la justicia y el respeto mutuo puedan fluir como un río por las ciudades, pueblos y campos de nuestro Estado. Esperando con ilusión los días sagrados de la Pascua, esperamos que la sabiduría y gozo de Dios pueda brotar como una fuente de agua viva en los corazones y mentes de todos los californianos.