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Las curas y los rendimientos financieros nunca se materializaron
a pesar de los 3 mil millones de dólares en fondos de los contribuyentes
La Conferencia de Obispos Católicos de California se opone a la Proposición 14 en la votación de noviembre de 2020. La medida pide a los contribuyentes de California que proporcionen 5,5 mil millones de dólares adicionales para el Instituto de Medicina Regenerativa de California (CIRM, por sus siglas en inglés) para que pueda seguir financiando la investigación con embriones humanos.
La Iglesia “aprecia y alienta el progreso de las ciencias biomédicas que abren perspectivas terapéuticas sin precedentes”, dijo el Papa Emérito Benedicto XVI , pero también respeta y valora toda vida humana.
“Los avances en las ciencias biológicas y médicas han aliviado y seguirán aliviando el sufrimiento, pero hacerlo a expensas de otra vida humana es una afrenta a la dignidad de la persona”, afirmó Mons. Robert McElroy, obispo de San Diego y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de California.
Los votantes aprobaron la financiación del CIRM en el 2004 después de una campaña política que prometía curas para muchas enfermedades y generosos reembolsos de las patentes, basadas en la investigación patrocinada por el CIRM. Está claro que ninguna de esas promesas se ha cumplido ni remotamente, a pesar de los 3 mil millones de dólares en financiación de los contribuyentes de California durante los 16 años transcurridos.
Un objetivo loable, como los tratamientos y curas de enfermedades y condiciones debilitantes, nunca puede justificarse mediante la toma de vidas humanas inocentes, especialmente cuando existen alternativas. La investigación que utiliza otros tipos de células, como las derivadas de las células madre adultas, no sólo es aceptable desde el punto de vista moral y ético, sino que ya está dando lugar a tratamientos eficaces para docenas de afecciones que van desde el cáncer de cerebro y de mama hasta la diabetes juvenil, la enfermedad de Parkinson y los accidentes cerebrovasculares.
Los obispos de California se oponen a la Proposición 14 con claros fundamentos morales y éticos, así como las imprudentes obligaciones financieras de un gobierno estatal que se enfrenta a desafíos sin precedentes. Obligar a los votantes de California a contraer más deudas mientras nos enfrentamos a la pandemia y a los incendios históricos y, al mismo tiempo, seguir haciendo frente a los continuos desafíos de la falta de vivienda y la pobreza es imprudente e insensato.
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