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Inicia Tentativa de un Año en Todo el Estado con Sesión de Escucha con la Comunidad Católica Afroamericana para Analizar El Impacto del Racismo
“La conversión es un largo camino para la persona. Llevar a nuestra nación a la plena realización de la promesa de libertad, igualdad, y justicia para todos es aún más difícil. Sin embargo, en Cristo podemos encontrar la fortaleza y la gracia necesarias para emprender ese camino”.
– Abramos Nuestros Corazones, Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., 2018
9 de septiembre de 2020 – Hoy, en la fiesta de San Pedro Claver, nosotros, los Obispos Católicos Romanos de California, nos reunimos con líderes católicos afroamericanos para emprender un recorrido destinado a convertir nuestros corazones para comprender mejor el alcance y la naturaleza del pecado del racismo en nosotros mismos, en nuestra Iglesia y en nuestra nación. Este recorrido tiene como objetivo ofrecer un cambio tangible, en el que participan los obispos, junto con el clero, religiosos y fieles de California.
Este recorrido debe comenzar necesariamente para cada uno de nosotros con una reflexión personal. Escuchamos las palabras del Papa Juan Pablo II, que nos recuerda que debemos considerar nuestro propio papel mientras intentamos entender y corregir los errores de nuestra sociedad en su conjunto:
“Se debe hablar de estructuras de pecado, las cuales…se fundan en el pecado personal y, por consiguiente, están unidas siempre a actos concretos de las personas, que las introducen, y hacen difícil su eliminación. Y así estas mismas estructuras se refuerzan, se difunden y son fuente de otros pecados, condicionando la conducta de las personas”. Sollicitudo Rei Socialis (n. 36)
Formando La Conciencia Para Ser Ciudadanos Fieles [22-23] nos demuestra esto concretamente cuando los Obispos de los EE.UU. escriben:
Actos que violan directamente la santidad y la dignidad de la vida humana son también intrínsicamente malos. Éstos se deben siempre rechazar y ser objeto de oposición. Otros ataques directos a la vida de seres humanos inocentes …jamás pueden ser justificados. Así como las violaciones de la dignidad humana, tales como los actos de racismo …tampoco pueden ser jamás justificados.
Oponerse a actos intrínsicamente malos, que devalúan la dignidad de la persona humana, debería también abrirnos los ojos al bien que debemos realizar, es decir, a nuestro deber positivo de contribuir al bien común y de actuar solidariamente para con los necesitados. Como dijo San Juan Pablo II: “El hecho de que solamente los mandamientos negativos obliguen siempre y en toda circunstancia, no significa que, en la vida moral, las prohibiciones sean más importantes que el compromiso de hacer el bien, como indican los mandamientos positivos” (Veritatis Splendor, no. 52). Tanto oponerse al mal como hacer el bien son obligaciones esenciales.
Los elementos preliminares de nuestro recorrido para abordar el pecado del racismo se han esbozado durante el verano en consultas con líderes religiosos afroamericanos y los Obispos de California. Se modificarán y mejorarán a medida que avancemos en tres fases superpuestas:
El cambio requiere de la escucha, el diálogo y la acción. Por lo tanto, durante el próximo año, las diócesis de California se comprometen a adoptar medidas destinadas a comprender y combatir el pecado del racismo examinando nuestra propia conciencia y sondeando a la sociedad civil y a nuestras propias instituciones en busca de señales de las estructuras de pecado.
Primero, resolvemos escuchar a los hombres, mujeres y niños afroamericanos de nuestra comunidad católica y más allá. Para ello, nos comprometemos a sesiones de escucha para iniciar el proceso de formulación de un plan de acción. Estas sesiones estarán diseñadas para comprender el impacto que tiene en los individuos el racismo en nuestra nación, nuestra sociedad y nuestra Iglesia, de manera que podamos abordarlo y eliminarlo dondequiera que nos sea possible. Estas sesiones se realizarán a nivel parroquial, diocesano y estatal.
Segundo, resolvemos dialogar. Entonces instaremos a todos los católicos de nuestro estado a tomar los resultados de estas sesiones y a mantener sesiones de diálogo fructíferas sobre el pecado del racismo – como individuos, como sociedad y como Iglesia. Este diálogo puede incluir a los miembros de la comunidad afroamericana, pero debe tener lugar en todos los hogares, parroquias, pequeñas comunidades de fe y otras organizaciones católicas. Debe incluir a religiosos y laicos, estudiantes y profesores, jóvenes y ancianos.
Por último, resolvemos actuar. Reuniendo lo que se ha compartido durante los meses de escucha y diálogo, en el 2021 implementaremos estrategias que erradiquen el pensamiento y las prácticas racistas y fomenten una “cultura del encuentro” dentro de todos los aspectos de nuestras diócesis, parroquias, lugares de educación y hogares. Nuestro plan de acción incluirá la educación, la promoción y las sesiones de escucha y diálogo contínuas con énfasis en la purificación de la Iglesia del pecado del racismo y sus consecuencias.
Las sesiones de escucha y diálogo conducirán a nuevos pasos para la educación contínua, la predicación y la evangelización, medidas para combatir el racismo estructural y reformar la sociedad y nuestra Iglesia. Debemos provocar un cambio de corazón y cultivar nuevos hábitos del corazón que transformen nuestras comunidades con la sabiduría y la misericordia de Jesús.
Nos damos cuenta de que el camino a seguir será difícil, pero estos son los pasos que como Iglesia debemos dar. Confiamos en el Buen Pastor para que nos guíe a todos en este recorrido, pidiendo los dones de su caridad, sabiduría, humildad y perdón. Que el Señor Jesús nos guíe en una oración constante, con un permanente espíritu de conversión y reconciliación. Instamos a los fieles a seguir rezando para acabar con el racismo y por un nuevo comienzo esperanzador.
San Pedro Claver, Ruega por Nosotros.
María, amiga y madre de todos, por medio de tu Hijo, Dios ha encontrado la forma de unirse a cada ser humano, llamados a ser uno solo, hermanas y hermanos el uno del otro.
Pedimos tu ayuda para invocar a tu Hijo, pidiendo perdón por los momentos en que hemos fallado en amarnos y respetarnos mutuamente.
Pedimos tu ayuda para obtener de tu Hijo la gracia que necesitamos para superar el mal del racismo y construir una sociedad justa.
Pedimos tu ayuda para seguir a tu Hijo, para que los prejuicios y la enemistad ya no infecten nuestras mentes o corazones, sino que sean reemplazados por un amor que respete la dignidad de cada persona.
Madre de la Iglesia, el Espíritu de tu Hijo Jesús enternece nuestros corazones: ruega por nosotros.
Amén.