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California: Abundante en Belleza y Generosidad
A lo largo de su historia, la suntuosa belleza natural de California ha inspirado a un sinnúmero de personas a acercarse al don de la creación con reverencia y admiración, elevando sus voces en agradecimiento a nuestro Padre Celestial cuyo amor se manifiesta en la magnificencia que nos rodea.
La belleza incomparable y generosidad de nuestro estado ha estimulado las almas de muchas generaciones para actuar en nombre de la protección ambiental y de la justicia que garantiza la integridad de la tierra y de su gente. Por estos motivos, los Obispos de California han creído conveniente y necesario reflexionar en la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco y en su mensaje de preocuparse por la creación de Dios.
Publicamos nuestra Declaración Pastoral en el cuarto aniversario de Laudato Si’ en el contexto de este doble enfoque: Para animar y estimular la implementación en California de lo que Laudato Si’ nos llama a hacer, y para ofrecer una herramienta de enseñanza y evangelización dinámica dentro y fuera de nuestra comunidad de fe católica, especialmente para los jóvenes.
Proponemos una aplicación práctica del mensaje de la ecología espiritual de Laudato Si’—que el bienestar ecológico de California debería arraigarse profundamente en una espiritualidad que una a todas las criaturas y a toda la creación para alabar a Dios.
Nuestra doctrina católica ofrece una valiosa enseñanza acerca de la teología de la creación y de nuestra función e importancia en este mundo. Es en este contexto que invitamos al pueblo de California a reflexionar juntos en las formas en que podemos cuidar de la creación más fiel y eficazmente como un himno de agradecimiento por nuestra casa común.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor Hermano Sol, por quien nos das el día y nos iluminas. – San Francisco de Asís
El título de la encíclica proviene del himno del Siglo XIII de San Francisco, “El Cántico de las Criaturas”, el cual utiliza la metáfora de la creación como una familia para transmitir una imagen clásica, tradicionalmente católica, de las relaciones armoniosas entre Dios, la humanidad y todas las criaturas de Dios. Inspirado por su tocayo, el Papa Francisco entrelaza dos temas claves, de principio a fin, en su encíclica: el bien común y la ecología.
En las palabras de este hermoso cántico, San Francisco de Asís nos recordaba que nuestra casa común es como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos. (LS 1)[i]
Nuestra casa compartida—un bien común— pertenece a todos y fue creada para todos. El bien común es la totalidad de las condiciones sociales que nos permiten tener acceso a los recursos y servicios necesarios para tener una vida digna. El Papa Francisco amplía la noción del bien común hábilmente al incluir a toda la creación, al igual que a las generaciones futuras (LS 159).
El Papa Francisco utiliza el término de “ecología integral” para expresar cómo hemos de vivir en relación armoniosa con nuestro prójimo y con la creación. Él recurre a la enseñanza de San Juan Pablo II, quien proclamó que “todo desarrollo que sea digno de este nombre deberá ser integral, es decir, deberá estar orientado al verdadero bien de toda persona y de la persona completa.[ii]”
Para vivir la ecología integral con alegría y autenticidad, hemos sido llamados a reconocer el carácter de nuestra existencia que se relaciona entre sí—sus dimensiones ambientales, económicas, sociales y culturales—y preocuparnos por todo lo que Dios ha creado (LS 10).
La primera parte de nuestra Declaración Pastoral ofrece una reflexión sobre la belleza y generosidad de California, recurriendo a la imagen de la creación como la de una familia. La segunda parte invita a todos a reflexionar sobre el llamado a contribuir al bienestar ecológico de nuestro estado en base a nuestras propias “vocaciones ecológicas”—y a vivir éstas plenamente, con oración y alegría, para fomentar la ecología integral y el bien común.
Primera Parte: Un Cántico de California
Alabado seas, mi Señor, por la Hermana nuestra Madre Tierra, la cual nos sostiene y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
La increíble diversidad de paisajes a lo largo de California—formados por la dinámica acción conjunta de las diversas fuerzas naturales—nos lleva a reconocer el carácter artístico de Dios en la creación. Desde la actividad tectónica del Cinturón de Fuego, con las presiones subterráneas inconcebibles que elevan las montañas, hasta la lluvia y los glaciares que conforman nuestros valles, playas, bahías y costas pintorescas —todos ellos contribuyen a nuestra percepción de lo que significa vivir en California.
En este universo, conformado por sistemas abiertos que entran en comunicación unos con otros, podemos descubrir innumerables formas de relación y participación. Esto lleva a pensar también al conjunto como abierto a la trascendencia de Dios, dentro de la cual se desarrolla. La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que acontece. (LS 79)
¿Cómo aprendemos a percibir la creación como algo abierto a la trascendencia de Dios? ¿Cómo podemos profundizar nuestra fe para poder participar en la belleza misteriosa de lo que acontece en la creación de Dios? ¿Cómo podemos cultivar nuestra creencia de que la creación es un bien común?
El extremo norte de California es bastante húmedo, cuna de bosques tropicales templados, mientras que el suroeste es un desierto. Esta variación geográfica hace que California sea un tesoro de biodiversidad, una concentración de la diversidad de especies. “Entre los cincuenta estados, California es hábitat para más especies de plantas y animales y cuenta con el mayor número de especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Esta riqueza se extiende por todo el estado, desde la costa hasta las montañas … y a lo largo de los valles y desiertos.”[iii] La bendición de esta biodiversidad conlleva la obligación moral de conservarla y protegerla, manteniendo su delicado equilibrio. (LS 32-42)
Dios ha escrito un libro precioso, cuyas letras son la multitud de criaturas presentes en el universo. (LS 85) San Francisco, fiel a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad. (LS 12)
El paisaje, el clima, la vegetación, desde luego la gran diversidad de criaturas que rinden alabanza y gloria a Dios por su existencia misma en California, tienen un valor intrínseco, simplemente porque fueron creados por Dios (LS 33).¿Cómo podemos abrir nuestro corazón para que la creación nos mueva a orar por esto también? Todo californiano tiene el llamado de leer el libro de la naturaleza, y de este modo aprender las lecciones de la ecología integral.
Empezando con los primeros pobladores humanos, los pueblos indígenas de California, la abundancia ecológica de nuestro estado ha atraído a los inmigrantes a lo largo de la historia de California. Lo que ahora es California una vez fue hogar de la mayor concentración de indígenas norteamericanos, quienes progresaron aquí debido a su abundancia ecológica. Los inmigrantes de todo tipo han traído sus culturas, tecnologías, alimentos y espíritu emprendedor.
San Junípero Serra se encontró con la belleza silvestre del paisaje, las flores y la vegetación, cuando caminaba a lo largo de la costa, los valles y desiertos de California.[iv] Este franciscano pionero proporcionó parte de la primera documentación acerca de la compleja biodiversidad y clima de nuestro estado, incluyendo los periodos de sequía. Con humildad y compasión, trajo el Evangelio a esta tierra y a los pueblos indígenas, cuya relación armoniosa con los fértiles recursos de California, incluso ahora, moldean nuestra conexión con la creación y nuestro compromiso de protegerla.
El descubrimiento de oro en 1848 profundamente definió el desarrollo del estado, con la gente que se precipitó de todo el mundo buscando oportunidades económicas en la extracción de oro y actividades económicas relacionadas.[v] Tristemente, a lo largo de su historia, muchos han explotado las riquezas de California para beneficio propio, creando injusticias que han degradado el medio ambiente y perjudicado a sus habitantes, especialmente a los indígenas y a los pobres.
No lejos de los campos de oro, John Muir dio inicio a su pasión perpetua por Yosemite. Muir bautizó a la Sierra Nevada con el nombre de “Cordillera de la Luz,” inspirado por sus peñascosos y empinados acantilados, movido por los reflejos luminosos que cruzan sus superficies rocosas. Un personaje singular en la historia de California, Muir estimuló la protección de la naturaleza a lo largo del país y del mundo.
Cuando tomamos conciencia del reflejo de Dios que hay en todo lo que existe, el corazón experimenta el deseo de adorar al Señor por todas sus criaturas y junto con ellas. (LS 87)
Hoy en día, California es el estado con la mayor producción agropecuaria en los EE.UU., generando más del doble de la producción de cualquier otro estado. La agricultura en California es increíblemente diversa y productiva. La noble vocación agropecuaria ofrece un servicio esencial a la familia humana, pero los beneficios de la agricultura aquí no siempre han sido compartidos equitativamente. La tecnología sigue creando progreso en la producción y cosecha de alimentos, mientras que los derechos de los trabajadores no siempre se han protegido y fomentado.
Han venido a California personas de todo el país y del mundo por su promesa de una mejor vida, belleza natural y oportunidades económicas en todo, desde la agricultura y la industria, hasta Hollywood y el Valle de Silicón. Juntos, hemos creado una economía que sigue atrayendo incluso a más personas. California se ha convertido en uno de los estados más urbanizados del país, con algunas de las tierras de cultivo más fértiles del mundo ahora bajo el pavimento.
California enfrenta nuevos desafíos importantes mientras que procuramos encontrar un equilibrio entre el acoger a nuevos vecinos y crear la infraestructura necesaria para proveer vivienda, agua, educación y empleos, a la vez que mantenemos nuestras fértiles tierras de cultivo y protegemos la integridad de nuestros recursos naturales.
La urbanización y los resultantes altos costos de vivienda han llevado a la hambruna y a la mendicidad. Las prácticas del desarrollo urbanístico y políticas miopes fomentan la pérdida de las tierras de cultivo y áreas silvestres—sin abordar adecuadamente nuestra escasez de más de medio millón de unidades habitacionales para personas de bajos recursos.[vi] De muchas formas, no hemos respetado el bien común.
Tenemos la necesidad imperiosa de un humanismo, que de por sí convoca a los distintos saberes, también al económico, hacia una mirada más integral e integradora. Hoy el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma, que genera un determinado modo de relacionarse con los demás y con el ambiente. (LS 141)
Laudato Si’ nos llama a erradicar el hambre y la mendicidad, los cuales reflejan una fuerte falla moral en un lugar que ha sido bendecido con tanta abundancia.
Algunas formas de contaminación afectan cotidianamente a las personas. La exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente para los más pobres. (LS 20)
La perspectiva católica en torno al ambientalismo se expresa al preocuparse por las creaturas y por la tierra, pero también por el lugar donde viven, trabajan, juegan y oran las personas. Las decisiones sobre el uso de la tierra desempeñan un papel crucial en la justicia ambiental—la integración de la justicia social y la protección ambiental—además de la salud pública.
Laudato Si’ deja clara la relación entre la preocupación por la tierra y la preocupación por los pobres.
El ser humano también es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y que además tiene una dignidad especialísima, no podemos dejar de considerar los efectos de una degradación ambiental, del actual modelo de desarrollo y de la cultura del descarte en la vida de las personas. (LS 43)
De muchas formas, Laudato Si’ se construye sobre la base y amplía el enfoque del movimiento de la justicia ambiental, el cual ha estado activo en California por décadas. Por mucho tiempo ya, las comunidades minoritarias pobres han estado expuestas a la contaminación desproporcionada de los basureros, las industrias contaminantes, y los corredores de transporte que colindan con sus vecindades.
Tanto la ecología integral como la justicia ambiental nos llaman a reducir toda forma de residuos peligrosos, pero también a exigir justicia en las políticas y prácticas del uso de la tierra, ya que éstas perjudican a los pobres desproporcionadamente. El planteamiento católico para el bien común se enfoca en la salud y el bienestar de todos, especialmente de los que se encuentran en los márgenes de la sociedad, exigiendo un firme compromiso con la salud pública ambiental.[vii] Asimismo, la protección de la salud pública abarca la preocupación por cada dimensión de la vida humana, desde su primer momento de existencia y por todos los caminos de esta vida, hasta la muerte natural (LS 120).
Alabado seas, mi Señor, por el Hermano el Fuego
El fuego configura el paisaje de California. Como un proceso natural, históricamente los pueblos indígenas utilizaban el fuego para el mejoramiento de las tierras. Los incendios forestales son naturales en California y desempeñan un servicio ecológico vital.
Recientemente, sin embargo, el funcionamiento de los incendios forestales en California ha empezado a cambiar de formas inquietantes, perjudicando a los humanos y la salud pública en una magnitud sin precedentes. Las tormentas de fuego ahora estallan a lo largo de nuestro paisaje con vientos más intensos y duraderos, literalmente quemando lo que encuentran en su recorrido por todo el estado, empezando en la primavera y extendiéndose hasta el invierno. Millones de californianos ahora se ven obligados a respirar el humo tóxico de los incendios forestales, una vulneración del bien común que podemos experimentar.
Las pérdidas humanas de esta nueva ola de incendios son considerables. Hemos visto que quedan destruidas vecindades y ciudades enteras, con personas que han perdido la vida y familias que han perdido sus casas y subsistencia. En algunas ocasiones, los incendios forestales han sido seguidos por deslizamientos de tierra devastadores.
¿Qué está ocurriendo con nuestra casa común?
Están claras las causas inmediatas: La sequía conduce a la vegetación seca, la cual está propensa a quemarse. El régimen de lluvias y nevadas más bajo de lo normal provoca periodos más largos de más baja humedad. Aunque no se puede atribuir un evento único al cambio climático, los extensos cambios que vemos en el funcionamiento del fuego son consistentes con las predicciones científicas que datan de muchos años.[viii]
El objetivo no es recoger información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar. (LS 19)
Adaptarse a estas nuevas condiciones ambientales supone contemplar nuestra responsabilidad compartida para comprender los riesgos del calentamiento climático, y como californianos, prepararnos y adaptarnos—juntos.
La mayoría de los incendios forestales en California son provocados por personas, la gran mayoría accidentalmente.[ix] Nosotros, los californianos, estamos tremendamente en deuda con las decenas de miles de bomberos que trabajan para protegernos. Proteger el bien común de California requiere una educación pública a gran escala, sobre la prevención de los incendios, así como un nuevo planteamiento más prudente para la planificación en el uso de la tierra, especialmente para los tres millones de casas en los puntos de contacto entre los terrenos silvestres y las propiedades urbanas.
Aunque el carácter agudo de los incendios forestales capta nuestra atención inmediata, adaptarnos a nuestro cambiante clima requerirá que estemos conscientes de muchas distintas dimensiones de la vida sobre la tierra. En el futuro, un clima cambiante podría causar que ciertas partes de nuestro estado sean poco seguras para habitarlas. Es muy necesario que nos preparemos juntos para proteger la salud y la seguridad de todos los californianos, especialmente a los más vulnerables, ante la inestabilidad.
Reconocer la necesidad de prepararnos para nuestra nueva realidad ambiental también requiere que contemplemos la dimensión espiritual de esta nueva realidad. Las respuestas adecuadas que se ajusten a los incendios forestales más grandes y más frecuentes deberán ser motivadas por cuestiones éticas de mayor profundidad sobre la mejor manera en que podríamos colaborar para adaptarnos.
El llamado de Laudato Si’ a vivir la ecología integral supone escuchar a la creación y observar lo que está ocurriendo en la misma. El alcance y daño sin precedentes de los incendios forestales a lo largo de California, nos han advertido que algo en la creación está mal, desequilibrado, y esto nos llama a analizar cómo es que podemos cuidar mejor nuestra casa común. Para vivir la espiritualidad del bien común, debemos volvernos a comprometer a fomentar una mayor armonía en nuestra relación con la tierra.
Alabado seas, mi Señor, por la Hermana Agua
El agua determina qué tipo de vida es posible. Existe una tremenda variación de lluvia en el tramo entre el norte y sur de California. El conflicto sobre el manejo del agua se remonta hasta los orígenes de California, pero se está volviendo en algo aun más difícil y polémico.
La tercera parte del sur del estado es una zona altamente recomendable para la industria agropecuaria y para vivir, pero ecológicamente, esta región es esencialmente un desierto. En la etapa primitiva de la historia del estado, los recursos de las aguas subterráneas se agotaron, impulsando la búsqueda de fuentes más abundantes. Hace un siglo, las ciudades de Los Ángeles y San Francisco que crecían vertiginosamente, elaboraron proyectos sofisticados de infraestructura para abocar el agua de cientos de millas de distancia a las poblaciones urbanas sedientas. A lo largo de la mayor parte del siglo XX, se repitió el esquema: moviendo más y más agua más lejos para satisfacer la demanda.
El clima de California es variable, con sequías recurrentes e inundaciones esporádicas, pero nuestro planeta en proceso de calentamiento, intensifica esta variabilidad. Se están volviendo más frecuentes y más intensas las sequías, con precipitaciones más volátiles. Nuestro clima ahora se caracteriza por años húmedos con mayor humedad y años secos con mayor sequía. Esto pone mayor presión en los ecosistemas naturales y en nuestros sistemas para el agua.
La mayor parte del agua de California proviene de la nieve acumulada en las montañas de la Sierra Nevada y de la Cascada del Sur, con más de la mitad de nuestra población dependiendo de la lluvia o de la nieve que cae en el lejano norte de California y que es transportada cientos de millas al sur, para el consumo y para el riego de las tierras de cultivo. El Delta de Sacramento funciona como una enorme intersección de sistemas de agua, con una mayoría de californianos que dependen del agua que se transporta a través de esta región.
A medida que California se vuelve más cálida, la implicación más alarmante aparece en nuestras montañas, donde más precipitaciones se registran como lluvia, no nieve. La escorrentía invernal acrecentada amenaza con más inundaciones, y la nieve acumulada de la Sierra se está derritiendo en una etapa más temprana, reduciendo los suministros de agua. Los cuatro años más cálidos de los que se tiene registro en California, ocurrieron todos a partir del 2014, y todas las predicciones sugieren que habrá mayor calentamiento.[x] La Cuenca del Río de Colorado, una importante fuente de agua para partes del Sur de California, se está calentando y secando incluso más rápidamente.
Las implicaciones del calentamiento del clima para el sistema de agua en California están claras: Se requieren acciones prudentes para proteger el bien común. En la tradición católica, la prudencia es la práctica del sentido moral para tomar medidas prácticas en vista de sucesos anticipados, especialmente los indicados por la lógica y la ciencia. Esto también es la adaptación climática: utilizar los conocimientos científicos para pronosticar cómo está cambiando nuestro medio ambiente, y emprender acciones responsables para proteger a todos, especialmente a los más vulnerables.
La adaptación climática prudente requiere la compaginación de varios objetivos sociales, aun cuando las condiciones están cambiando. Estos objetivos incluyen el garantizar que todos tengan acceso al agua potable limpia, el refuerzo de los sistemas de agua para que éstos puedan resistir las presiones de las sequías y de las inundaciones, y la protección del hábitat acuático para la preservación de la biodiversidad (LS 36).
California fue el primer estado, en el 2012, en reconocer que: “Todo ser humano tiene derecho al agua potable segura, limpia, asequible, accesible y adecuada para el consumo humano, para cocinar y para fines higiénicos”.[xi] Sin embargo, este derecho aun no se ha visto materializado para todos los californianos, con decenas de miles de californianos en las zonas rurales que no pueden tomar el agua que sale de sus grifos.
Laudato Si’ no contiene ambigüedades:
El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres. (LS 30)
Nuestros sistemas de agua deberán rediseñarse y adaptarse para responder a las sequías repetitivas y más prolongadas, así como a más inundaciones, para manejar de forma sostenible los recursos limitados de aguas subterráneas en California. A nivel estatal, modernizar nuestra infraestructura para el agua podría ayudar a resistir las numerosas presiones inducidas por el cambio climático.
El cambio climático está empeorando los conflictos en torno al agua. Las numerosas nuevas iniciativas legales, técnicas, y financieras diseñadas para garantizar suministros de agua fiables exigen un mayor diálogo entre los sectores de la sociedad, como lo pide Laudato Si’. En todas éstas, debemos dar prioridad al acceso al agua para todas las comunidades más vulnerables y la protección de los ecosistemas acuáticos.
La vida humana en California depende de los sistemas de agua diseñados para suministrar agua potable, de nuestra economía, agricultura y ciudades. Nuestra actual infraestructura fue diseñada para un clima estable, que ya no tenemos. La protección del bien común, y el garantizar que todos los californianos tengan acceso al agua, supone la acción colectiva prudente—aplicando la inteligencia y los recursos para modernizar nuestros sistemas de agua y para prepararnos para un clima cada vez más impredecible.
Alabado seas, mi Señor, por el Hermano Viento, y por el aire …y todo tiempo
El clima es un bien común de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. (LS 23)
California tiene décadas de experiencia en solucionar la contaminación atmosférica. Sin embargo, el cambio climático es algo nuevo, requiere respuestas nuevas e innovadoras de todos los sectores de la sociedad. El clima es un patrón meteorológico, no un fenómeno específico meteorológico. Es difícil percibir un cambio en el clima, se requiere un especial conocimiento para evaluar científicamente el cambio. Por este motivo, el Papa Francisco propuso la “ecología integral” como un contexto nuevo para guiarnos hacia las relaciones más armoniosas del uno con el otro y con la tierra.
Los desajustes del clima de la tierra es uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad actualmente, con graves implicaciones para los pobres, muchos de los cuales viven en áreas particularmente afectadas por la degradación ambiental y que también subsisten, en gran medida, por el acceso a los recursos naturales para la vivienda, su alimentación e ingresos (LS 25). Existe un consenso generalizado entre los científicos, a nivel mundial, que identifica la combustión de los combustibles fósiles para la generación de energía, la industria y el transporte como la causa primaria de los desajustes climáticos.
Laudato Si’ identifica: la necesidad urgente del desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión del dióxido de carbono y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable. (LS 26)
La preocupación católica por los desajustes climáticos no es algo nuevo. En el 2001, los Obispos de los EE.UU. escribieron: “La virtud de la prudencia es de importancia capital en la consideración del cambio climático. Esta virtud no es necesaria sólo para individuos que llevan vidas moralmente aceptables, sino que también es vital para la salud moral de la comunidad general”. [xii]
Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento … (LS 23)
Ya están sintiendo las repercusiones de los desajustes climáticos muchas comunidades a lo largo del país. Y sin los sólidos esfuerzos de mitigación global sustentados, además de la adaptación regional, se anticipa que el cambio climático causará pérdidas crecientes para la infraestructura y propiedades estadounidenses y se obstaculizará la tasa de crecimiento económico en este siglo.[xiii]
Este es un problema moral serio con profundas implicaciones económicas y de justicia social. Los pobres y vulnerables ahora experimentarán y continuarán soportando daños desproporcionados por los desajustes climáticos—ya sea por incendios, inundaciones, o fenómenos meteorológicos extremos. Los efectos negativos para la salud, debido a los desajustes climáticos, incluyendo una mayor transmisión de enfermedades por vía de insectos y parásitos, también perjudican más duramente a los pobres. Los desajustes climáticos agravarán las desigualdades sociales y económicas, lo cual señala la necesidad de priorizar las estrategias para ayudar a todos los necesitados a adaptarse a nuestra nueva realidad climática.
Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes—sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas—necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora. (LS 165)
Los funcionarios electos de California han demostrado su liderazgo eficaz en este aspecto, estableciendo políticas para apoyar la energía renovable y gradualmente eliminar los combustibles fósiles. Estos esfuerzos son encomiables, incluso ejemplares.
Los individuos y las familias, sin importar cuán ricas o pobres sean, pueden conservar energía diariamente al considerar el presupuesto total energético de cualquier compra, como lo sería un electrodoméstico, vehículo, o una casa. Los que van a comprar casa podrían buscar casas que sean energéticamente eficientes o, aun mejor, que generen electricidad, como ocurriría con paneles solares. En esta actividad, nuestras parroquias y líderes católicos pueden ser proféticos y útiles—sirviendo como ejemplo de cómo conservar por medio de nuestras propias políticas y ofreciendo asistencia práctica a las familias para que ellas puedan hacer los mismo, hasta donde les sea posible.
Aunque las acciones individuales son útiles, moralmente se necesitan de nosotros las acciones conjuntas para el bien común. Laudato Si’ llama al diálogo regional, nacional e internacional sobre nuestra casa común—diálogo basado en la ecología integral que lleve a la acción.
Nuestro planteamiento respecto a la transición energética que Laudato Si’ prevé se basa en el principio de la doctrina social católica de la subsidiaridad, “que otorga libertad para el desarrollo de las capacidades presentes en todos los niveles de la sociedad, pero al mismo tiempo exige más responsabilidad por el bien común a quien tiene más poder” (LS 196).
Por tanto, la subsidiaridad brinda la oportunidad para que todos tomemos medidas localmente, pero con miras a una transformación social más amplia para promover la sostenibilidad y la protección climática. Por ejemplo, algunas agencias públicas locales, diseñadas para servir a los vecinos de la localidad, podrían ser las más indicadas para facilitar la transición a las fuentes de energía renovable, a la vez que le ahorran dinero a sus clientes.
Los californianos, en conjunto, tendrán que colaborar activamente entre sí, en solidaridad, para lograr la ambiciosa transición hacia un futuro donde los alimentos sean asequibles, sostenibles y saludables.
Laudato Si’ pide una respuesta ante los peligros que nos amenazan por el cambiante clima: una conversión ecológica—una respuesta holística de abrir nuestros corazones y mentes a la grave crisis que nos rodea y someternos a un proceso de transformación, arraigado en la fe. En vez de ideas o conceptos, el Papa Francisco propone una espiritualidad que pueda “alimentar una pasión por el cuidado del mundo” (LS 216).
Son absolutamente necesarios los cambios en el estilo de vida, las políticas y en la economía, pero Laudato Si’ pide más: la renovación moral y religiosa de la humanidad. California ha sido bendecida con una belleza incomparable, y por medio de esto, Dios se revela. Laudato Si’ nos llama a redescubrir esta belleza y a volvernos a comprometer con la protección de los recursos de la creación. A su vez, deberemos responder al clamor de los pobres y vulnerables que sufren por el individualismo y consumismo desenfrenado que han llevado al maltrato de la creación de Dios.
El Papa Francisco nos llama a reconocer nuestra “cultura del descarte”, que “afecta tanto a los excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura” (LS 22). Lo vemos en nuestra cultura consumista y en las políticas internacionales que mantienen a las personas y a los países en la pobreza. Lo vemos en nuestra explotación de los recursos naturales y en la forma en que se desprecia a las criaturas de Dios. Y, más profundamente, lo vemos en el aborto y cuando directamente se atenta contra la vida a través de la eutanasia y el suicidio asistido.
¿Cómo parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos e inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades? (LS, 120)
Es la misma lógica del “usa y tira”, que genera tantos residuos sólo por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita (LS 123). Hay un vínculo vital entre la ecología del mundo natural y la ecología humana. Cuando hay una relación justa entre los humanos y la naturaleza, existe un equilibrio y respeto por nosotros mismos, de los unos por los otros y por toda la creación.
Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. (LS 13)
Podemos empezar agradeciendo la labor constante de los líderes medioambientales y sociales en toda California. La Iglesia se suma a muchas de estas tentativas y aplaudimos su ejemplo. Ahora, sin embargo, depende de todos nosotros en California ampliar estas tentativas, trabajando en conjunto para cumplir la visión de Laudato Si’.
Segunda Parte: Vivir nuestras Vocaciones Ecológicas
Enfrentamos un gran desafío cultural, espiritual y educativo (LS 202), que nos llama a una profunda conversión interior (LS 217) y a una renovación de nuestra humanidad común (LS 9). En este contexto:
Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una vida virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. (LS 217)
Así como los numerosos ecosistemas de California se pueden reflejar en la belleza y abundancia diversa, existen muchos caminos que podríamos recorrer cada uno de nosotros al momento de aportar a la renovación de nuestra casa común. Las personas que laboran a favor de la justicia ambiental, como lo es la prevención de la contaminación atmosférica y garantizar el acceso al agua limpia, están dedicándose a una clara “vocación ecológica”. Para el resto de nosotros, el discernimiento de una vocación ecológica podría suponer no solamente una carrera profesional o un medio para ganarse la vida, sino también un medio para experimentar una conversión ecológica como individuos, familias y comunidades—de forma auténtica, personal y en definitiva, práctica.
Para estimular a todos en California a preocuparse por nuestra casa común, esta declaración pastoral invita a grupos específicos a la acción y reflexión, esperando que todo californiano pueda sentirse tocado por al menos uno de éstos.
Nosotros los Obispos, en comunión con los líderes pastorales e instituciones católicas
Por nuestra parte, nosotros los Obispos nos comprometemos a cumplir nuestro llamado para dirigir a la Iglesia Católica y a sus instituciones en sus respuestas, transmisoras de vida, a Laudato Si’. La encíclica llama a la conversión ecológica en todos los aspectos de la vida en la iglesia y en la sociedad.
Nuestras comunidades católicas tienen la obligación particular de dar vida al mensaje de la encíclica en nuestro culto, la oración en común y el testimonio público. El título mismo de Laudato Si’, Alabado Seas, es una oración en el lenguaje de la alabanza, y se entrelaza la perspectiva litúrgica de principio a fin de la encíclica.[xiv] El Señor puede valerse de estos medios para fomentar nuestra conversión ecológica—si participamos de la gracia que los mismos nos ofrecen.
Por nuestra parte, nos comprometemos a cumplir nuestro llamado para dirigir a la Iglesia Católica y a sus instituciones en sus respuestas, transmisoras de vida, a Laudato Si’. Prometemos colaborar con los líderes pastorales e instituciones católicas para:
- Alentar a los fieles a que hagan la Promesa de San Francisco—orar, actuar y abogar por las soluciones a los desajustes climáticos—y a vivir sus principios.
- Apoyar a los miembros del clero, los ministros de la liturgia, músicos y líderes pastorales a integrar los mensajes de Laudato Si’ en nuestras expresiones de alabanza. Nos comprometemos a ofrecer días de estudio y de reflexión a los sacerdotes para compartir herramientas prácticas, como ayuda para las homilías, música y materiales que les ayuden a proclamar con regularidad los temas de Laudato Si’.
- Estudiar con las (Arqui)diócesis su funcionamiento institucional para determinar hasta qué grado puede cada una de éstas adoptar las prácticas de la energía renovable, eficiencia energética y conservación del agua.
- Analizar con las (Arqui)diócesis las oportunidades para el despojo de los combustibles fósiles, ya sea por medio de las inversiones bancarias de la diócesis, rentas del petróleo, etc.
- Colaborar con las instituciones de caridad y centros de salud católicos para emprender iniciativas sociales y de la salud medioambiental, prestando atención particular a las necesidades de los pobres y excluidos.
Jóvenes y adultos jóvenes
Ustedes ya demuestran su liderazgo en la protección de la creación de Dios y en la promoción del bien común. Ustedes, de forma justa, reclaman un cambio (LS 13).
Los jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu generoso, y algunos de ellos luchan admirablemente por la defensa del medio ambiente. (LS 209)
El cambio que reclaman para la protección de la tierra y la promoción de un estilo de vida más sustentable es noble y virtuoso. Todos podemos beneficiarnos si comparten su visión de tener una sociedad más justa y sostenible al vivir sus vidas siendo fieles a sus sueños.
Hacemos un llamado a los jóvenes y adultos jóvenes para que:
- Procuren las oportunidades para orar en entornos naturales y reflexionar acerca de cómo incorporar la ecología integral en sus vidas cotidianas.
- Inicien conversaciones con los adultos mayores que ustedes sobre sus inquietudes respecto a la protección ambiental y una sociedad más inclusiva.
- Consideren cómo su recorrido por la vida y carrera profesional podrían cuadrar mejor sus necesidades personales con el llamado para cuidar nuestra casa común.
- Involúcrense con otras personas en el cuidado de la creación de Dios desempeñando actividades prácticas (por ejemplo, en jardines comunitarios, limpieza ambiental, o sanando la Tierra de alguna forma).
- Participen activamente en los procesos políticos para abogar por la justicia medioambiental, pues necesitamos de sus voces y contribuciones.
Padres de familia, maestros, y catequistas
Laudato Si’ plantea que la educación ecológica es fundamental para solucionar nuestros desafíos medioambientales y sociales.
Los ámbitos educativos son diversos: la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis, y otros sitios. (LS 213)
California cuenta con una excelente tradición de brindar educación medioambiental, recientemente afirmada por la legislación estatal que realza la alfabetización en torno al medio ambiente.[xv] Pero el Papa Francisco nos llama a ir más allá de la presentación de información científica:
La educación ambiental debería disponerse a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más profundo. Por otra parte, hay educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión. (LS 210)
Hacemos un llamado a los padres de familia, maestros, y catequistas para:
- Crear una conciencia ambiental en todas las familias católicas que incorpore los principios de Laudato Si’ en la formación de sus hijos, y permitan que la preocupación por la ecología integral y por el bien común guíe el estilo de vida de cada familia.
- Garantizar que la educación medioambiental en todas las aulas de las escuelas públicas, privadas, y católicas de los niveles del kínder hasta la universidad, no solamente se base en la información científica auténtica, sino que también fomente la ética ecológica (LS 209-215).
- Mejorar la alfabetización medioambiental al educar a todos los estudiantes en California sobre los principios y conceptos del medio ambiente, así como un planteamiento integrado para combatir la pobreza, restaurando la dignidad a los excluidos y respetando la vida al proteger a la naturaleza.
- Ampliar las oportunidades para la educación medioambiental al aire libre y el acceso al aprendizaje vivencial acerca de la naturaleza para todos los estudiantes en California, en particular para los que viven en comunidades pobres.
- Entrelazar temas de Laudato Si’, especialmente los de nuestra casa común, como un bien común y la ecología integral en todos los programas de educación religiosa y los planes de estudio en las escuelas católicas.
Funcionarios públicos
Los dirigentes en la sociedad, debido a la influencia que ejercen sobre las instituciones, tienen obligaciones adicionales para defender el bien común.
Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana. (LS 189)
Laudato Si’ hace un llamado a la revitalización de la vida política y a la política sana, basada en el bien común y la ecología integral.
Necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis ….Una sana política debe ser capaz de asumir este desafío. (LS 197)
Hacemos un llamado a los funcionarios públicos para que:
- Aborden las cuestiones medioambientales con un enfoque integral que se preocupe por todas las dimensiones ecológicas, sociales, culturales y económicas de la creación como elementos que se relacionan entre sí.
- Refuercen los sistemas de agua para los tiempos de sequía e inundaciones, para garantizar un amplio suministro de agua limpia para beber, cultivar alimentos, impulsar la sólida economía de California, y también proteger los valiosos ecosistemas.
- Promulguen políticas que sigan mejorando la calidad del aire ambiente y disminuyan drásticamente las emisiones del dióxido de carbono y otros gases contaminantes. Esto incluye el reemplazo de los combustibles fósiles con fuentes de energía renovable, al igual que el desarrollo de sistemas de almacenamiento y eficiencia energéticos. Garantizar que cualquier transición de una economía a base de combustibles fósiles a una de energía renovable no suponga una carga adicional para los pobres.
- Apoyar programas de asistencia que ayuden a aliviar la carga económica para las personas de la tercera edad y las familias de bajos recursos para hacer frente a los costos significativos del agua y la energía eléctrica.
- Proveer suficientes recursos a las comunidades impactadas ambientalmente, para ayudarlas a mitigar los efectos sobre la salud e implementar soluciones dirigidas por la comunidad. Priorizar proyectos que mejoren, protejan o disminuyan los riesgos para las comunidades desfavorecidas.
Líderes empresariales
La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común. (LS 129)
Las empresas, sin duda, tienen el potencial para ser una fuerza de gran beneficio en cualquier sociedad, y muchas sí cumplen su cometido moral y económico.[xvi] Y sin embargo, el enorme poder de las instituciones económicas con demasiada frecuencia lleva a causar mal, cuando no se da prioridad al cuidado del medio ambiente.
Laudato Si’ hace un llamado para que se reexaminen nuestros modelos económicos y las hipótesis del progreso—invitando a sus líderes a trazar un rumbo alternativo, guiado por la ecología integral y el bien común.
Hacemos un llamado a los líderes empresariales para que:
- Lean, en espíritu de oración, y reflexionen concienzudamente sobre su vocación, considerando los mensajes de Laudato Si’ respecto a la economía, las finanzas y el comercio.
- Consideren: ¿Su empresa apoya la transición hacía la sostenibilidad y el desarrollo humano?
- Consideren: ¿Su empresa produce productos y servicios que responden a las necesidades humanas genuinas y sirven al bien común, a la vez que asumen la responsabilidad por los costos sociales y ambientales de la producción y distribución?
- Consideren: ¿Incorpora usted en sus prácticas y modelos comerciales el cuidado de la creación y la ecología integral? Describan para sí mismos y para el público cómo la misión de su empresa contribuye al bien común y a la protección de la tierra.
- Reflexionen en los pasos prácticos que cada organización podría seguir para fomentar el cuidado activo de la creación en su empresa y entre sus clientes. ¿Pueden ustedes transmitir mensajes responsables ambientales a través de su marketing?
Personas que trabajan la tierra y cuidan de ella
De muchas formas, ustedes representan a la familia humana como administradores de las tierras y el agua. La producción agraria, la pesca y el sector forestal son vocaciones nobles, y todos dependemos de su trabajo para que cosechen sus productos y para que cuiden de éstos en nombre de todos nosotros.
Cuando demos gracias a Dios por nuestros alimentos (LS 227), expresemos nuestra gratitud por aquellos que cultivan la tierra. Su vocación tiene una dignidad especial y fomenta el bien común de la sociedad.[xvii]
El cuidado de la tierra y del agua emplea a una gran diversidad de gente, por encima de la producción de alimentos y fibras—incluyendo, por ejemplo, guardabosques, jardineros, administradores del agua y de la tierra, ecologistas, guarda parques, y bomberos. A través de su trabajo, pueden poner en acción a Laudato Si’ diariamente, fomentar la belleza y la protección medioambiental.
Hacemos un llamado a las personas que trabajan la tierra y cuidan de ella para que:
- Reflexionen sobre Laudato Si’ y analicen cómo su trabajo puede compaginar mejor la producción económica y la protección medioambiental. Recurran a sus conocimientos prácticos del contacto directo con la creación para orientar la transición a una mayor sostenibilidad dentro de su sector económico.
- Colaboren junto con otros para fomentar las economías agropecuarias socialmente inclusivas, que respeten a los vulnerables y respondan a las necesidades de los que pasan hambre.
- Presenten ideas para ayudarnos a todos a fomentar el desarrollo auténtico que cultive las tierras, como lo es una economía rural viable.
- Protejan los ecosistema y sus servicios, de los cuales dependen la naturaleza y la sociedad. Eduquen activamente a nuestra sociedad respecto a nuestra dependencia de los ecosistemas sanos, incluyendo su administración cuidadosa para conservar la biodiversidad.
- Ayuden a que la sociedad general comprenda cómo podemos vivir en una relación armónica óptima con la naturaleza, considerando los desajustes climáticos y sus efectos de más incendios, inundaciones y sequías.
Artistas e innovadores
California ha sido hogar de personas creativas e innovadoras por mucho tiempo, hoy ilustrado por dos industrias prominentes: Hollywood, una fuerza cultural enorme, que ha manifestado una creatividad e imaginación increíbles. Hasta cierto grado, Hollywood ha moldeado nuestros mitos narrativos, las historias de las explicaciones que todos compartimos.
- El Valle de Silicón, que es el ecosistema más emprendedor del mundo, uno que ha creado innovaciones dramáticas, que han afectado, y en muchos casos mejorado, las vidas de la mayoría de personas en el planeta.
Aparte de estas dos industrias, los innovadores y los artistas, empresarios y arquitectos, diseñadores y personas creativas de todo tipo, han moldeado la cultura de California y del mundo. Laudato Si’ ahora hace un llamado a la renovación de la cultura humana, basada en los principios de la ecología.
Si no se puede prohibir a un artista el despliegue de su capacidad creadora, tampoco se puede inhabilitar a quienes tienen especiales dones para el desarrollo científico y tecnológico, cuyas capacidades han sido donadas por Dios para el servicio a los demás. (LS 131)
Hacemos un llamado a los artistas e innovadores para que:
- Encuentren las formas para destacar la belleza de la creación en sus obras, y estimular una cultura donde exista el interés y la preocupación por la familia humana.
- Evalúen, si trabajan en las industrias de la innovación tecnológica y del entretenimiento en California, de qué manera están moldeando la cultura humana a la luz del mensaje de Laudato Si’.
- Determinen cómo la tecnología y la creatividad humana pueden organizarse para estimular la creación de una cultura ecológica.
- Inviten a los que se dedican al diseño y desarrollo tecnológico a que consideren cómo pueden desarrollar los aspectos éticos en cada etapa de la creación de la tecnología, incluyendo velar por su aplicación moral.
- Inviten a todas las personas que trabajan en la innovación tecnológica y empresarial, a evaluar los productos de su vocación y trabajo para ver cómo ambos se pueden poner al servicio de la cultura ecológica y del bien común.
Estas cuestiones planteadas parecen ser engañosamente sencillas. Pero invitamos a todos a que las procesen, reflexionando sinceramente en las implicaciones para su propia vida de fe. Pedimos a Dios que al contemplar estas cuestiones, podamos estimular una conversión ecológica más profunda entre todos nosotros.
Conclusión
Esperamos que esta Declaración Pastoral suscite en todos sus lectores un nuevo estilo de vida que respete nuestra casa común y que se preocupe por todos los que pertenecen a la tierra, sobre todo los pobres y vulnerables (LS 202-207).
En el corazón de toda espiritualidad está la conversión. Todos tenemos que cambiar para ser mejores. La conversión no es solamente regresar a Dios, sino que siempre abarca una nueva mentalidad y nuevas decisiones—un nuevo estilo de vida de cara al futuro.
La conversión ecológica nos desafía a progresar en la cultura, a crecer espiritualmente, y a mejorar nuestros conocimientos sobre el mundo que Dios ha confiado a nuestro cuidado. Los cielos y la tierra pertenecen a Dios, pero hemos sido llamados a ser buenos administradores.
Esperamos que esta declaración pastoral incentive respuestas creativas, transmisoras de vida, aquí en California.
Dios se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos. (LS 245)
Oración: Dedicación al Cuidado de California
Oh Dios
Nos has llamado a cuidar de nuestra casa común
California es el sitio donde vivimos, e imploramos tu ayuda para cuidar mejor este lugar.
Te damos gracias por la belleza estimulante y la abundante generosidad de California.
Cuando contemplamos con admiración el universo por toda su grandeza y belleza, debemos alabar a la Santísima Trinidad[xviii]
Que esta oración nos lleve a una conversión ecológica más profunda .
Que nuestro origen común en ti y profundo sentido de la ecología integral, nos mueva
A emprender nuevas tentativas para formar una sociedad más inclusiva y proteger a nuestra Hermana, la Madre Tierra.
Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, quien nos ama tanto
Amén.
[i] Sobre el cuidado de la casa común: Laudato Si’, Carta Encíclica del Santo Padre Francisco (Washington, DC: Conferencia Católica de los Estados Unidos/Ciudad del Vaticano: Liberia Editrice Vaticana, 2015). En lo sucesivo, LS. Las citas provienen de los párrafos numerados de la encíclica.
[ii] Compendio de la Doctrina Social Católica de la Iglesia, 483.
[iii] Agencia de los Recursos Naturales de California y otros. 2018. California Biodiversity Initiative A Roadmap for Protecting the State’s Natural Heritage. http://opr.ca.gov/docs/20180907-CaliforniaBiodiversityActionPlan.pdf
[iv] San Junípero Serra, a quien el Papa Francisco ha llamado uno de los “padres fundadores” de América (Homilía, 2 de mayo de 2015), fue uno de los primero europeos que catalogó la belleza silvestre del paisaje de California. Él escribió evocativamente sobre las montañas y llanuras, el sol resplandeciente, los arroyos y ríos, los álamos y los sauces, incluso el sonido del rugido del león que en la noche mantenía despiertos a los misioneros. Entre los numerosos pasajes que encontramos en sus diarios y cartas, él escribe: “Parece ser que han desaparecido las espinas y las rocas de California, puesto que estas enormes montañas son casi hechas completamente de pura tierra. Pero hay flores en abundancia y son hermosas. Y para que no faltara nada en esa dirección, cuando llegamos a nuestro punto de parada, nos encontramos a la reina de las flores—la Rosa de Castilla. A la vez que escribo esto, tengo frente a mi un tallo del rosal con tres rosas en pleno florecimiento, otras en proceso de abrirse, y más de seis sin pétalos—¡Bendito sea Él quien las creó”! (Diario, 2 de junio de 1769). ¡Bendito sea Él quien las creó! Este es el significado del mundo creado en la visión católica. Todo lo que vemos ha sido ofrecido como una bendición de Dios, a quien San Junípero llamó “El Señor, el Autor de la Naturaleza” (Diario, 30 de mayo de 1769).
[v] Holliday, J.S., 2015. The World Rushed In: The California Gold Rush Experience. University of Oklahoma Press.
[vi] La Pobreza en California: En medio de la Abundancia, la Necesidad. 2018. The Economist. 27 de octubre. Páginas 25-26.
[vii] Warner, Keith Douglass, OFM. 2016. Una Visión Holística del Florecimiento Humano. Health Progress: The Journal of the Catholic Health Association of the United States. Mayo-Junio, 15-18.
[viii] National Assessment Synthesis Team. 2001. Climate Change Impacts on the United States: The Potential Consequences of Climate Variability and Change, Informe del Programa de Investigación del Cambio Global para los EE.UU., Cambridge University Press. https://data.globalchange.gov/assets/e9/97/436129058f2107f4925aeec13ed8/nca-2000-foundation-report.pdf
[ix] Thomas Fuller. 2018. El Bombero Jefe de California Recuerda los 30 Años de Incendios. New York Times. diciembre 13. https://www.nytimes.com/2018/12/13/us/california-chief-firefighter-retires-ken-pimlott.html
[x] Instituto de la Política Pública de California. 2018. Cambio Climático y el Agua. E, Instituto de la Política Pública de California. 2018. Manejando la Sequía En un Clima Cambiante: Cuatro Reformas Esenciales.
[xi] Esta cita fue tomada del Proyecto de ley 685 de la Asamblea. Véase Jonathan London y otros. 2018. La Lucha por la Justicia en Relación al Agua en el Valle de San Joaquín en California: Un Enfoque de las Comunidades No Incorporadas Desfavorecidas. Centro para el Cambio Regional de la UC Davis.
[xii] Obispos Católicos de los EE.UU. 2001. Cambio Climático Global: Llamado al Diálogo, la Prudencia y el Bien Común.
[xiii] Todas las repercusiones actuales—desde los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos y fenómenos relacionados con el clima, sobre los interconectados sistemas sociales naturales, construidos, y sistemas sociales en los cuales nos amparamos, hasta las amenazas contra nuestra calidad de aire, la productividad agrícola y la salud—fueron pronosticados por la Segunda Evaluación Climática Nacional 2001. National Assessment Synthesis Team. 2001. Climate Change Impacts on the United States: The Potential Consequences of Climate Variability and Change, Report for the US Global Change Research Program, Cambridge University Press. https://data.globalchange.gov/assets/e9/97/436129058f2107f4925aeec13ed8/nca-2000-foundation-report.pdf
[xiv] Bob Hurd, “Toda Criatura es Hermana y Hermano: Leyendo y Representando a Laudato Si’ Litúrgicamente. Worship, 92 (Mar 2018), 141-156.
[xv] Proyecto SB 720 (Allen) Educación Medioambiental: Principios y Conceptos del Medio Ambiente.
[xvi] Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. 2014. La Vocación del Líder Empresarial: Una Reflexión.
[xvii] Asociación Rural Católica Internacional. 2016. Vocación del Líder Agrícola: Integración de la Fe con la Agricultura y el Medioambiente, una Reflexión.
[xviii] Juan Pablo II. 2000. Catequesis. Véase LS 238.