La Conferencia Católica de California ha publicado la siguiente declaración en respuesta al reconocimiento de un miembro de las Hermanas de Indulgencia Perpetua, un grupo abiertamente anticatólico, por parte del Senado y la Asamblea del Estado de California:
Estamos apenados e incrédulos de que los legisladores de California hayan rendido homenaje a un miembro prominente de las Hermanas de Indulgencia Perpetua (SPI por sus siglas en inglés), un grupo que abiertamente comete actos de odio, misoginia y discriminación contra los católicos, nuestras órdenes religiosas de mujeres y contra el cristianismo.
California suele estar ansiosa por condenar los actos de odio, pero hoy optaron por elevarlos. Los legisladores elogiaron a un miembro de un grupo que interrumpe activamente nuestras Misas, eventos e incluso roba nuestra sagrada Eucaristía. Las SPI organizan eventos que ridiculizan nuestros sacramentos con nombres tan burdos que evitaremos repetirlos.
Nuestras religiosas católicas dedican voluntariamente toda su vida al cuidado de los migrantes, los huérfanos y los que viven en la pobreza; trabajan en hospitales y hospicios; e intervienen para abrir caminos a quienes de otro modo se quedarían sin nada. Sirven con gusto a los demás y permanecen en oración incluso por aquellos que los menosprecian abiertamente. Nuestras Hermanas deben ser reconocidas por su generosidad, no ridiculizadas y denigradas.
Lo que agrava nuestra angustia es el hecho de que las Hermanas de la Misericordia anteriormente eran propietarias del mismo terreno donde se encuentra el anexo del edificio del Capitolio. Hay una estatua en aquellos terrenos para reconocer su contribución. Sin embargo, el Estado optó hoy por apoyar la profanación de sus actos desinteresados y de quienes siguen su legado.
Ahora que el Estado ha dado luz verde a los actos prejuiciosos de discriminación, pedimos que los californianos superen el comportamiento divisivo de la legislatura y, en su lugar, busquen tratarse unos a otros con el amor, la integridad y la dignidad que toda persona merece.